Tan variada y colorida como su tierra misma, así es la cultura
dominicana, un legado de razas que dio lugar a la base fundamental de
la identidad cultural y social del pueblo.
En la composición cultural de República Dominicana intervienen las
influencias de los grupos étnicos que se mezclaron en esta isla:
europeas, africanas y, en menor grado, indígenas; también en las
expresiones artísticas, la gastronomía, la artesanía, el deporte, la
religión, entre otros aspectos, que conforman la identidad del pueblo
dominicano.
En cuanto a la gastronomía, el país posee una rica y multifacética
cultura culinaria, producto de esa misma fusión, la cual posteriormente
también fue salpicada de la cocina de otros lugares del mundo, dando
lugar a una comida de deliciosos sabores y olores, como es la
dominicana.
Debido a la condición insular y a la tradición agrícola y ganadera
de esta tierra, los ingredientes principales del menú dominicano son el
arroz, las carnes, los frijoles, los víveres y vegetales, así como los
pescados y mariscos y otros, que dan forma a las recetas que adornan
las mesas del país diariamente.
El plato emblemático es llamado la “bandera”, compuesto por arroz
blanco con habichuelas rojas (frijoles), acompañados de una porción de
carne (de res o pollo) y una ensalada o tostones (rodajas de plátanos
verdes fritos), menú que cotidianamente se sirve de almuerzo. A este le
siguen el moro y el locrio. Continúan la lista apetitosos guisos y
caldos, como el sancocho, denominado “plato nacional”, también el
asopao, el chivo guisado, y otros como el mangú (plátano verde, hervido y
majado), los pastelones, los pasteles en hoja, los chicharrones de
pollo o de cerdo y un sinfín de opciones.
En el aspecto de la artesanía, el país presenta una rica
manifestación artística que conjuga una variedad de técnicas,
contenidos y tradiciones, predominando una infinidad de objetos, entre
ellos, aquellos elaborados con motivos taínos; mientras que en la
joyería están los de ámbar, larimar, hueso, cuernos y jícara de coco;
también el barro, la porcelana, la madera, el cuero, la cabuya, el
guano, sirven de base para elaborar los artículos y las figuras más
diversas, tanto personales, decorativas, de uso doméstico, religioso y
que, a su vez, son de gran vistosidad.
En el ámbito de los deportes, el béisbol constituye el preferido de
los dominicanos, no sólo como juego o pasatiempo, sino como parte del
orgullo e identidad nacional. En la actualidad, cerca del 40 por
ciento de los jugadores de ligas mayores y menores provienen de América
Latina, siendo República Dominicana líder en la producción de
jugadores, entre ellos,
Pedro Martínez, Alex Rodríguez, Albert Pujols, Hanley Ramírez, Sammy Sosa, Vladimir Guerrero y muchos nombres más.
“La pelota”, como se le llama popularmente, llegó a República
Dominicana en la última década del siglo XIX. Los equipos profesionales
se organizaron a principios del siglo XX y se presume que el béisbol
de mejor calidad en el Caribe se ha jugado en esta isla.
Sobre el aspecto de la religión, en República Dominicana existe
libertad de culto, pero la mayoría de la población es cristiana,
principalmente Católica, seguida por los evangélicos, siendo el grupo
más creciente, y otros pertenecientes a distintas creencias.
Dentro de las festividades que celebra el país están las fiestas
patrias y las principales son: el 26 de enero, día del patricio Juan
Pablo Duarte; el 25 de febrero, día del patricio Ramón Matías Mella; el
día de la Independencia Nacional, el 27 de febrero; el 9 de marzo, día
del patricio Francisco del Rosario Sánchez; luego la Restauración de
la República, el 16 de agosto; y el día de la Constitución, el 6 de
noviembre. A éstas le siguen numerosas festividades religiosas
populares en cada región del territorio, sin embargo, la de mayor
trascendencia de la cultura popular dominicana es el carnaval, una
celebración recreativa de libertad, integración e identidad, donde las
máscaras, la exageración, el sarcasmo, lo insólito, lo satírico, lo
grotesco y lo imaginario son sus características básicas. El carnaval
se celebra en casi todos los pueblos del país durante los domingos de
febrero y marzo.
Como ciudad primada de América, Santo Domingo guarda una valiosa
reserva museográfica, donde reposa una parte importante del patrimonio
histórico y cultural de este pueblo, localizados en su mayoría en la
Ciudad Colonial y en otras zonas periféricas.
Estas salas guardan la identidad dominicana expresada en objetos,
documentos, lienzos, esculturas, disfraces, pictografías indigenistas,
mobiliarios de diferentes siglos y creencias religiosas. Entre estos
se encuentra el Alcázar de Colon, la Catedral Primada de América, la
Fortaleza Ozama, el monasterio de los Padres Dominicos, La Casa del
Cordón, La Casa de la Moneda, el Reloj de Sol, la Casa de Nicolás de
Ovando, la Casa del Tostado, la Casa de Bastidas, el Museo de las Casas
Reales y el Panteón Nacional. También el Altar de la Patria, la Casa
de Juan Pablo Duarte, el Palacio Consistorial, el Palacio de Borgellá,
el Parque Colón, además de los monumentos religiosos como la Iglesia
del Carmen, la Iglesia y Convento Santa Clara, la Iglesia de Las
Mercedes, la Regina Angelorum, San Miguel y Santa Bárbara, entre muchas
otras más.